Dejo por aquí el proceso de la siguiente ilustración que subiré en breve. Se trata de una que me ha hecho especial ilusión hacer, pues está basada en un relato del escritor británico Wiliam Hope Hodgson, que en su relativamente corta carrera -pues finalizó trágica y prematuramente en una trinchera durante la Primera Guerra Mundial- fue capaz de dar al mundo una producción literaria realmente brillante. Entre sus obras destacan aquéllas ambientados en el mar, elemento que lo utiliza tanto de escenario como de personaje en sus historias de misterio, aventuras y terror.
Y es que era el medio marino un elemento que Hodgson conocía bien, pues pasó una importante parte de su vida recorriéndolo, testigo de lo cual es el específico lenguaje naútico con el que se prodiga en sus obras. La inmensa cantidad de términos marítimos que emplea, así como el proverbial detalle con el que describe embarcaciones, elementos marinos y todo lo que tiene que ver con la vida en el mar, aporta un grado insuperable de realismo a la ya sólida ambientación fantástica de la que goza su literatura.
Como ya he comentado en alguna entrada anterior, siempre me ha fascinado el mar, viéndolo como un universo aparte realmente misterioso, maravilloso y sobrecogedor, al pensar en esas profundidades que no ha visitado humano alguno.
Por esto, los relatos de Hodgson siempre me han impactado, y desde aquí recomiendo encarecidamente la lectura de cualquiera de sus obras, pero especialmente la de aquéllas que se internan en la insondabilidad de los océanos.
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